jueves, 16 de septiembre de 2010

Yom Kippur


Mañana empieza el día del Perdón, Yom Kippur.  Los judíos de todo el mundo se unen en un día de mucha espiritualidad y rezamos durante todo el día (los días del calendario judío comienzan y terminan al ocultarse el sol).  Es la tradición y la creencia que en los días después del comienzo del año nuevo y hasta Yom Kipur, D-os nos juzga a todos como humanidad y determina lo que nos espera para el siguiente año.

Algunos más, algunos menos, cumplimos una serie de reglas que van desde el ayuno hasta el no bañarse, no lavarse, no vestir artículos de piel, vestirse de blanco, no subir en coche, no hacer trabajo, no encender nada, etc.  

Disputas se arreglan, familias y amigos se disculpan unos con otros (o no) y se perdonan por sus faltas cometidas en el año.  Luego, rogamos a D-os que nos perdone y nos inscriba en el libro de la buena vida.  Siempre me he sentido muy satisfecha de saber que no se le puede pedir perdón directamente a D-os de una acción que haya sido dirigida a un hombre o mujer (que se considera que tienen la capacidad de perdonarnos).  Primero se le tiene que pedir perdón a la persona en cuestión, tres veces, para poder luego disculparse ante la "alta autoridad".

Pensando que hoy es el último día para hacer esto, me recordé de un cuento para niños que habla del daño que se hace cuando se habla mal de otro, que es a veces irreparable.  Se los recomiendo mucho, lo escribió Madonna y se llama "Las Manzanas del Sr. Peabody".

Otra cosa que pedimos en este día, es que el año que viene seamos mejores personas, mejores ciudadanos, mejores en todo.  
Me imagino que globalizar esta reflexión sería bastante productiva, pero como eso no va a ocurrir, escribo estas líneas para invitarlos a todos a la reflexión y para comprometerme a ser mejor persona el próximo año.  Mejoraré mi carácter y trataré de no enojarme ni perder la paciencia.

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